Conclusion

 
 
 
El proceso de globalización es un fenómeno reciente, en América Latina surgió hace algunos años pero lamentablemente las condiciones en las que se encuentra la región no son las más equitativas si bien se ha avanzado en muchos aspectos como la tecnificación de la producción, el crecimiento económico ( se han evidenciado economías con superávit), el crecimiento en la infraestructura vial y portuaria y en la expansión de los mercados  debido al trabajo realizado por cada nación las brechas entre los ricos y los pobres es cada vez más grandes los ricos son cada vez más ricos y los pobres están condenados a ser cada vez más pobres, la distribución de los recursos lamentablemente es  inequitativa es la región en donde la distribución es la más desigual mundialmente, los índices de pobreza de la región son muy dicientes, el proceso de globalización en América Latina está altamente marcado por las diversas desventajas que nos asechan, cada nación debe trabajar antes de su internacionalización en su desarrollo interno, las condiciones sociales como la inseguridad por la cual atraviesan las naciones, la informalidad laboral, las bajas oportunidades de formación profesional y en general las condiciones mínimas deben mejorar no solo se debe pensar en la integración económica sino realmente en una relación de mutuo beneficio, en el afán de desarrollo no podemos caer en un juego de explotación en donde los países en desarrollo son los menos beneficiados.

El advenimiento de la era global más allá de impactar en las relaciones económicas y políticas de los pueblos del tercer mundo ha generado grandes preocupaciones ante el peligro de la pérdida masiva de las culturas nacionales. Las costumbres y hábitos norteamericanos han invadido a la región Latinoamericana.

El impacto causado en América Latina por la globalización ha impulsado políticas destinadas al desarrollo, implicando a su vez grandes retos en ajustes internos y externos a los que los estados están obligados por este fenómeno. Es un trabajo en el que los estados no deben actuar solos, ya que los procesos internos se acumulan e interrelacionan con los externos, dando paso a ajustes y cambios en todos los niveles, sectores económicos y sociales.
En los estados latinoamericanos se deberían desarrollar políticas que den una estabilidad macroeconómica, a través del desarrollo del sector privado, atracción de capitales e inversiones nacionales y extranjeras, control de los procesos inflacionarios, políticas sociales que disminuyan la diferencia que existe entre pobres y ricos, así como la inequidad en la distribución de los ingresos, tienen que implementar avances en la productividad y competitividad, sin dejar de lado programas sociales que compensen a los grupos más desfavorecidos ante los efectos de los ajustes económicos. No se puede olvidar la necesidad de consolidar la capacidad de la administración pública al interior de los estados, tener regulaciones adecuadas para el funcionamiento de las empresas privadas, la libre competencia y la protección al consumidor, tener un adecuado y eficaz sector judicial que otorgue ciertas garantías. El desarrollo tecnológico es muy importante y éste tiene su origen en los sistemas educativos, los cuales se tienen que rediseñar y lograr que lleguen a la mayor cantidad de gente.
Debe darse una modernización de los sistemas financieros, con la finalidad que alcance el mayor grado de eficiencia posible, esto permitirá aprovechar mejor todas las oportunidades que la globalización trae.
Es así como América Latina debe afrontar la globalización, de la cual ha recibido ventajas y desventajas, pero estas ventajas generan grandes retos, es un trabajo arduo al que se enfrenta nuestra región.  
 
 

 
 

Desarrollo Sostenible

 
En el último cuarto de siglo, la conciencia sobre los aspectos ambientales del desarrollo y el concepto asociado de desarrollo sostenible han penetrado gradualmente en las políticas públicas y en las prácticas económicas y sociales en América Latina. Esto se refleja, en particular, en el desarrollo de instituciones, estrategias y políticas gubernamentales para la protección del medio ambiente, así como en la lenta penetración de conceptos de desarrollo sostenible en el sistema educativo, en la cultura, en las demandas sociales y en las prácticas empresariales. No obstante, un balance global de la situación de la región muestra que estos desarrollos, aunque han logrado revertir algunos procesos de deterioro han sido, hasta ahora, insuficientes para establecer patrones de desarrollo ambientalmente sostenibles y, en casi todo el territorio, el balance entre los procesos de deterioro y las transformaciones adecuadas siguen siendo negativo. Más aún, los principios de protección ambiental siguen siendo visualizados por gran parte de los sectores productivos y por no pocos gubernamentales como una imposición externa que frena el desarrollo. Esto genera una economía política en la cual los temas de sostenibilidad ambiental ocupan todavía un papel secundario.




En América Latina desde los tiempos de la colonia española y portuguesa el desarrollo se ha basado en aprovechar los recursos. La posición era utilitarista y materialista: se apuntaba a aprovechar al máximo los recursos naturales. Bajo esas condiciones, la posición dominante no incluía un componente ético referido a la Naturaleza; no existía una "ética ambiental". En general el ambiente era apenas concebido como una canasta de recursos a disposición de ser humano.

En los últimos treinta años ha prevalecido esa estrategia utilitarista de aprovechamiento de los recursos naturales, al amparo del impulso de muchos gobiernos y de la promoción activa desde centros académicos y económicos, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y de los bancos multilaterales de desarrollo. Ese camino ha implicado fuertes cambios en la estructura y capacidades del Estado, mientras que simultáneamente se enfatizó el sector productivo primario: las fases industriales en algunos casos perdieron peso, y se expandió la extracción y exportación de recursos naturales sin procesamiento, o con escaso procesamiento (minería, hidrocarburos, agropecuaria, pesca, maderas, etc.).




UNESCO a finales de la década de los sesenta realizó un esfuerzo por estudiar las formas de incluir el tema ambiental como recurso educativo. Por lo cual solicitó a la Oficina Internacional de Educación (OIE) un estudio comparativo sobre la manera de abordar los temas del medio ambiente en la escuela, que pretendía detectar cuáles eran las actividades educativas que se realizaban en los países. Esta investigación mencionó en sus resultados la necesidad de abordar la temática ambiental desde una perspectiva transversal, criterio que luego sería uno de los principios de la EA. Sin embargo, y debido al contexto en el que se realiza el estudio, considera a la EA como escolarizada, es decir, diseñada y ejecutada desde las instituciones educativas (Novo, 1998).

El concepto de EA toma fuerza en la “Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente”, Estocolmo 1972. A partir de esta reunión se destaca su importancia en el cambio del modelo de desarrollo, asociado principalmente al “eco desarrollo”. Se habla, además, de una EA escolarizada y no escolarizada que debe enfocar su atención en los jóvenes, adultos y medios de comunicación, actores centrales de la problemática ambiental.  Posteriormente, la UNESCO y el PNUMA crean el Programa Internacional de Educación Ambiental (PIEA), el cual enfatiza el enfoque interdisciplinario, con el fin de adquirir una visión compleja del medio ambiente, y la educación ambiental en todos los niveles educativos, en formatos escolarizados y no escolarizados.


Algunos países latinoamericanos, en el Taller Subregional de Educación Ambiental, Chosica 1975, señalaron la importancia y la necesidad del surgimiento de un nuevo concepto de desarrollo, en el cual la EA pudiera contribuir en forma destacada. Definieron a la EA “como la acción educativa permanente por la cual la comunidad educativa tiende a la toma de conciencia de su realidad global, del tipo de relaciones que los hombres establecen entre sí y con la naturaleza, de los problemas derivados de dichas relaciones y sus causas profundas. Ella desarrolla mediante una práctica que vincula al educando con la comunidad, valores y actitudes que promueven un comportamiento dirigido hacia la transformación superadora de esa realidad, tanto en sus aspectos naturales como sociales, desarrollando en el educando las habilidades y aptitudes necesarias para dicha transformación”


Más tarde, en la Reunión de expertos en educación ambiental, Bogota 1976, se analizó desde un punto de vista regional la “Carta de Belgrado”, y se enfatizan las posibilidades que tiene la EA para actuar en la superación de la crisis ambiental. Se señala que ella “es esencial de todo proceso de eco desarrollo y, como tal, debe proveer a los individuos y comunidades destinatarias, de las bases intelectuales, morales y técnicas, que les permitan percibir, comprender, resolver eficazmente los problemas generados en el proceso de interacción dinámica entre el medio ambiente natural y el creado por el hombre (ya sean sus obras materiales o sus estructuras sociales y culturales)”. Este encuentro marcó el punto de partida regional del desarrollo de propuestas legislativas, institucionales, educativas y de participación en EA.


 DESARROLLO SOSTENIBLE

Ante los cambios en materia ambiental y la necesidad de propender a un desarrollo que beneficiara a todos y abarcara todos los ámbitos –ambientales, económicos y sociales-, se consideró necesario avanzar desde la visión de “eco desarrollo” hasta la de “desarrollo sostenible”. Este se definió, en el informe “Nuestro futuro común” que realizó la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, como “aquel que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias”.





En el origen del concepto de desarrollo sostenible se encuentra la constatación de un mundo dividido entre la prosperidad de unos (el norte) y la gran pobreza, incluso la miseria, de una gran proporción de la población (el sur). Lo grave es que la prosperidad del norte se construyó en detrimento de los ecosistemas que constituyen la biosfera (recursos naturales, contaminación) y la degradación de la atmósfera y la perturbación del clima. Evidentemente esto no es sostenible y lo es menos aún si los países del sur siguieran el mismo camino de crecimiento y de desarrollo que aquellos del norte en los siglos anteriores.



América Latina comienza a crear espacios de discusión y fortalecimiento de la EA en los “Congresos Iberoamericanos de educación ambiental” que se han seguido realizando hasta el presente y que movilizan a los educadores y dan la oportunidad de intercambio y discusión para la actualización y reorientación de la EA. Esto ha permitido fortalecer las iniciativas de la región con nuevos proyectos, con programas de formación de especialistas, con proyectos de participación de la sociedad civil, con la elaboración de agendas locales y nacionales. 




Desarrollo y Competitividad



 
La región de América Latina logró durante la década pasada, avances importantes en áreas esenciales para la competitividad, en particular en el área macroeconómica, lo cual permitió que la región retomara la senda del crecimiento, manteniendo, sin embargo, su histórica inestabilidad. Lo anterior no ha sido suficiente para reducir las brechas de productividad e ingreso que separan a la región de los países desarrollados.
En el gráfico 1 se observa que la región latinoamericana se encuentra en una situación de bastante desventaja competitiva en relación con las otras regiones, exceptuando África y algunos países de Asia.
 
El crecimiento promedio de los países de la región durante los 90 fue de apenas 3,3%, muy inferior al alcanzado por otros grupos de países en desarrollo, como los del Sudeste Asiático (5,1%), Oriente Medio (4,0%) o el resto de Asia (5,2%) (BID, 2001). En la década pasada se incrementó la brecha de productividad entre los países desarrollados y los en desarrollo. En América Latina sólo unos pocos países experimentaron aumentos de productividad: Chile, Argentina y Uruguay, como se observa en el gráfico 2. Retrocesos significativos en la productividad experimentan casi todos los países de la región en ese período, incluyendo Brasil y México.
 
De acuerdo con el índice de competitividad, América Latina estaría enfrentando serios problemas de competitividad.
Como consecuencia del mal desempeño de la productividad, las brechas de ingreso per cápita de América Latina respecto de los países desarrollados estarían aumentando. Lo anterior no es sorprendente dada la estrecha asociación entre estos índices y los niveles de ingreso de los países. Los países que tienden a crecer más son aquellos que ofrecen condiciones de competitividad mejores que las que corresponden a su nivel de ingreso. En el caso de América Latina, solamente Chile está en esta situación. Según este índice, las deficiencias se originan en las tres áreas incluidas en el índice: calidad del ambiente macroeconómico, calidad de las instituciones públicas y capacidad tecnológica, lo cual se traduce en que la región tiene un enorme desafío para aumentar el crecimiento de la productividad y del ingreso.


Lo anterior se traduce en que la mayoría de los países se encuentran mal posicionados en el ranking de competitividad (gráfico 3). Entre 79 países, el índice de competitividad muestra que Chile es el país que se encuentra mejor en el ranking, en el lugar 27, seguido de Costa Rica (lugar 35).

 
 

 La actual situación económica existente en la región plantea un contexto favorable. América Latina y Caribe presenta desde hace años una evolución positiva en términos de crecimiento económico, que se espera continúe a lo largo de los próximos años (Véase Gráfico 1). Ello, junto a los avances de la región en materia de políticas fiscales y programas sociales, plantea un marco adecuado para impulsar el cambio hacia modelos productivos más acordes con los retos actuales.

Las ventajas que América Latina tiene son:

-Que tiene oportunidades de acceso de créditos al sistema financiero. 

-Crecimiento de infraestructura vial y portuaria

-Estrategias e innovación de nuevos productos

-Expansión de los mercados

-Mayor productividad

 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Impacto en la Pobreza

 
 
 
 
 
En el proceso de globalización podemos encontrar grandes contradicciones por las que atraviesa la etapa actual del modelo  de desarrollo económico y social, sustentado en el mercado como único regulador de las relaciones de producción. Pese a los impresionantes avances en el campo científico y tecnológico, sus beneficios no son repartidos de manera equitativa, estos son para una pequeña parte de la población repartida en los países desarrollados mientras que más o menos la cuarta parte de la humanidad sobrevive en condiciones de pobreza y no solo eso en miseria.
 
 
El proceso de globalización va más allá de la expansión de los mercados y adopción de nuevas tecnologías. La presente concentración del sistema económico mundial en manos de pocos pero poderosos actores, comienza a generar también serios desafíos para el desarrollo social y la estabilidad política de los estados. Los resultados de una economía globalizada, afecta tanto a países industrializados como a las naciones de menor desarrollo. Según las Naciones Unidas (UNCTAD, 1999), los efectos negativos de la globalización se observan con mayor gravedad en la población de los países más pobres y en los frágiles mecanismos internacionales para asegurar la paz mundial. En los países en desarrollo, las políticas globales de privatización, corte de gastos públicos, y la liberalización de regulaciones económicas, han reducido la capacidad de los gobiernos nacionales para invertir en programas de desarrollo y justicia social. Para muchos de estos países, como lo afirma el escritor Mexicano Carlos Fuentes (2000), lo que está ocurriendo es la “globalización de la pobreza.”

Problemas de marginalidad, desigualdad y exclusión social son discutidos con relación al papel del estado y algunos principios básicos de una nueva socio-economía.
 
 Los efectos más visibles de la globalización incluyen la internacionalización de la economía mundial, las funciones del mercado, y la creciente complejidad de las relaciones entre países. El proceso, sin embargo, también lleva consigo algunas consecuencias importantes con relación al desarrollo social. La habilidad de los gobiernos nacionales para invertir en programas de bienestar social y políticas nacionales del desarrollo, se ha visto marcadamente reducida como también se ha visto disminuido el papel del estado. La expansión de los mercados y la protección de aquellas zonas que influyen en el intercambio internacional de mercancías resultan, ineludiblemente, en una relación de dominación y dependencia en el marco internacional.
 
 
Internamente, después de casi 200 años de independencia, las sociedades Latino-Americanas han estado caracterizadas por un sistema de estratificación social rígida que se traduce en desigualdades, conflictos de poder, y sistemas democráticos de gran fragilidad.
 
América Latina es importante de estudiar con relación al proceso de globalización porque la mayoría de los países de la región han hecho esfuerzos para participar competitivamente en la economía mundial. El éxito o fracaso dentro de la economía global proporciona, desde luego, ejemplos valiosos de América Latina hacia el resto del mundo.
 
Aunque la mayoría de las naciones Latinoamericanas ofrece hoy economías abiertas al mercado mundial, las condiciones internas de estos países aún se ven seriamente afectadas por altas tasas de pobreza, desigualdad y exclusión social.
El nuevo milenio ha comenzado con aproximadamente un 35 % de las familias latinoamericanas viviendo en condiciones de pobreza y una proporción de un 14 % de las familias viven en condiciones de extrema pobreza o indigencia.
 La tasa de pobreza ha experimentado algún mejoramiento en Centro América y México, pero esto se ha visto sobrepasado por aumentos significativos del número de pobres en Argentina, Brasil, y Colombia, que son países con poblaciones más grandes.

                                 

Al examinar el perfil general de las viviendas en condiciones de pobreza en América Latina, el informe de la comisión económica de la región: “en la mayoría de los casos, los miembros de estas familias que viven en la pobreza, no tienen, por lo general, acceso a agua potable y en la mayoría de los casos, viven en condiciones de tres o más personas en una pieza. Además, los jefes de familia, generalmente, se caracterizan por tener niveles de educación bajo y períodos de desempleo bastante prolongado.”
América Latina tiene la desafortunada distinción de ser una de las regiones con los más altos niveles de desigualdad de los ingresos en el mundo.
La mayor proporción del ingreso total se encuentra en las manos del 10 % de las familias más ricas de la región. Este grupo recibe más del 30 % del ingreso total en todos los países de América Latina, con la única excepción de Costa Rica y Uruguay.
En contraste, el 40 por ciento de las viviendas más pobres reciben entre el 9 por ciento y el 15 % del ingreso total en la mayoría de los países de la región.
  
Hoy día, la globalización está caracterizada por la concentración de la población en zonas urbanas y el mundo se encuentra estratificado y dividido entre las naciones ricas y pobres.
 
De acuerdo a diferentes fuentes, América Latina ha fracasado en sus intentos de reducir la desigualdad en los ingresos de su población. La Comisión Económica para América Latina, informa que aun cuando muchos países de la región han manejado sus economías en la dirección de expandir su crecimiento en forma importante, la mayor parte de ellos no ha logrado solucionar el problema de desigualdad de ingreso y mejorar las condiciones sociales de su población