En el proceso de globalización podemos
encontrar grandes contradicciones por las que atraviesa la etapa actual del
modelo de desarrollo económico y social,
sustentado en el mercado como único regulador de las relaciones de producción.
Pese a los impresionantes avances en el campo científico y tecnológico, sus
beneficios no son repartidos de manera equitativa, estos son para una pequeña
parte de la población repartida en los países desarrollados mientras que más o
menos la cuarta parte de la humanidad sobrevive en condiciones de pobreza y no
solo eso en miseria.
El proceso de globalización va más allá
de la expansión de los mercados y adopción de nuevas tecnologías. La presente
concentración del sistema económico mundial en manos de pocos pero poderosos
actores, comienza a generar también serios desafíos para el desarrollo social y
la estabilidad política de los estados. Los resultados de una economía
globalizada, afecta tanto a países industrializados como a las naciones de menor
desarrollo. Según las Naciones Unidas (UNCTAD, 1999), los efectos negativos de
la globalización se observan con mayor gravedad en la población de los países
más pobres y en los frágiles mecanismos internacionales para asegurar la paz
mundial. En los países en desarrollo, las políticas globales de privatización,
corte de gastos públicos, y la liberalización de regulaciones económicas, han
reducido la capacidad de los gobiernos nacionales para invertir en programas de
desarrollo y justicia social. Para muchos de estos países, como lo afirma el
escritor Mexicano Carlos Fuentes (2000), lo que está ocurriendo es la
“globalización de la pobreza.”
Problemas de marginalidad, desigualdad y exclusión social
son discutidos con relación al papel del estado y algunos principios básicos de
una nueva socio-economía.
Internamente,
después de casi 200 años de independencia, las sociedades Latino-Americanas han
estado caracterizadas por un sistema de estratificación social rígida que se
traduce en desigualdades, conflictos de poder, y sistemas democráticos de gran
fragilidad.
América
Latina es importante de estudiar con relación al proceso de globalización
porque la mayoría de los países de la región han hecho esfuerzos para
participar competitivamente en la economía mundial. El éxito o fracaso dentro
de la economía global proporciona, desde luego, ejemplos valiosos de América
Latina hacia el resto del mundo.
Aunque
la mayoría de las naciones Latinoamericanas ofrece hoy economías abiertas al
mercado mundial, las condiciones internas de estos países aún se ven seriamente
afectadas por altas tasas de pobreza, desigualdad y exclusión social.
El
nuevo milenio ha comenzado con aproximadamente un 35 % de las familias
latinoamericanas viviendo en condiciones de pobreza y una proporción de un 14 %
de las familias viven en condiciones de extrema pobreza o indigencia.
Al
examinar el perfil general de las viviendas en condiciones de pobreza en
América Latina, el informe de la comisión económica de la región: “en la
mayoría de los casos, los miembros de estas familias que viven en la pobreza,
no tienen, por lo general, acceso a agua potable y en la mayoría de los casos, viven
en condiciones de tres o más personas en una pieza. Además, los jefes de
familia, generalmente, se caracterizan por tener niveles de educación bajo y
períodos de desempleo bastante prolongado.”
América
Latina tiene la desafortunada distinción de ser una de las regiones con los más
altos niveles de desigualdad de los ingresos en el mundo.
La
mayor proporción del ingreso total se encuentra en las manos del 10 % de las familias
más ricas de la región. Este grupo recibe más del 30 % del ingreso total en
todos los países de América Latina, con la única excepción de Costa Rica y
Uruguay.
En
contraste, el 40 por ciento de las viviendas más pobres reciben entre el 9 por
ciento y el 15 % del ingreso total en la mayoría de los países de la región.
Hoy
día, la globalización está caracterizada por la concentración de la población
en zonas urbanas y el mundo se encuentra estratificado y dividido entre las
naciones ricas y pobres.
De acuerdo a diferentes
fuentes, América Latina ha fracasado en sus intentos de reducir la desigualdad
en los ingresos de su población. La Comisión Económica para América Latina, informa
que aun cuando muchos países de la región han manejado sus economías en la dirección
de expandir su crecimiento en forma importante, la mayor parte de ellos no ha
logrado solucionar el problema de desigualdad de ingreso y mejorar las
condiciones sociales de su población
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